II
Manuel
fumaba sentado, en una mesa, junto a Rodrigo. Apuraban una botella de vino
tinto, para disimular los olores a gasolina y aceite usado que invadían el
garaje. Eran las once de la mañana y su faena, por aquel día, se podía decir
que había terminado, una vez limpiados todos los coches del parque ministerial
que encerraban en aquel depósito, que hacía trasera a la Delegación del Ministerio
de Sanidad en Barcelona.
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